La señalética es un elemento fundamental en cualquier espacio público o privado. No solo orienta y facilita la circulación, sino que también refuerza la identidad visual y la seguridad de un entorno. Desde centros comerciales hasta fábricas o edificios corporativos, un buen sistema de señalización mejora la experiencia del usuario y transmite una imagen profesional y cuidada.
¿Qué es la señalética?
La señalética es el conjunto de símbolos, colores, textos y formas que se utilizan para guiar, informar o advertir a las personas dentro de un espacio. A diferencia de la cartelería comercial o publicitaria, su objetivo principal no es persuadir, sino comunicar de manera clara y universal.
Está presente en todo tipo de entornos: oficinas, hospitales, aeropuertos, carreteras o instalaciones industriales. Su eficacia depende de una correcta planificación del recorrido, el diseño visual y la elección de materiales adecuados.
¿Para qué sirve la señalética?
La señalética cumple múltiples funciones:
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Orientar y guiar: ayuda a las personas a ubicarse y desplazarse fácilmente.
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Informar: comunica normas, servicios o ubicaciones clave.
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Prevenir riesgos: advierte sobre peligros o zonas restringidas.
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Optimizar flujos: mejora la movilidad en espacios con gran afluencia.
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Reforzar la imagen corporativa: cuando está bien diseñada, integra los valores visuales de la marca en el entorno físico.
En resumen, la señalética combina funcionalidad y diseño para crear espacios más comprensibles, seguros y coherentes.
Principales características de la señalética
Claridad y sencillez
El mensaje debe ser comprensible en segundos. Se utilizan pictogramas estandarizados, tipografías legibles y colores contrastados que faciliten la lectura incluso a distancia.
Uniformidad y continuidad
Todas las señales deben seguir una línea visual coherente, con el mismo estilo gráfico, tipografía y codificación cromática. Esto permite al usuario interpretar la información de forma intuitiva y sin confusión.
Visibilidad y legibilidad
La ubicación, el tamaño y la iluminación son determinantes. Las señales deben colocarse a la altura visual del usuario, evitar obstáculos y mantener una correcta proporción entre texto y espacio.
Durabilidad y mantenimiento
En exteriores o entornos industriales, es clave usar materiales resistentes a la intemperie, humedad o desgaste. Además, se debe garantizar su mantenimiento para conservar la legibilidad con el tiempo.
Tipos de señalética según su función
Señales de advertencia o peligro
Alertan sobre riesgos potenciales o situaciones de peligro. Suelen usar colores amarillos o rojos y símbolos de alta visibilidad.
Señales de obligación y prohibición
Indican acciones que deben cumplirse o evitarse (por ejemplo, uso obligatorio de casco o prohibido fumar). Se representan con formas circulares y colores azul o rojo.
Señales informativas
Orientan y comunican información útil: direcciones, servicios, ubicaciones o zonas específicas. Suelen tener fondos neutros o azules y textos claros.
Señales transitorias
Se emplean de forma temporal durante obras, eventos o cambios de circulación. Deben ser fáciles de instalar y retirar, manteniendo una alta visibilidad.
¿A qué distancia debe ser visible una señalética?
La distancia de visibilidad depende del tamaño del texto y del entorno. Como regla general, cada centímetro de altura de letra equivale a 3-4 metros de legibilidad. Por ejemplo:
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Letras de 5 cm → visibles a unos 15-20 m.
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Letras de 10 cm → visibles a 30-40 m.
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Letras de 20 cm → visibles hasta 70 m.
Además, factores como la iluminación, el contraste de color o los obstáculos visuales influyen directamente en la eficacia.
En definitiva, una buena señalética no solo orienta: comunica, protege y aporta valor estético y funcional a cualquier espacio. Es una herramienta esencial para mejorar la experiencia y la seguridad de quienes lo habitan o transitan.


